Diecinueve estudios de arquitectura y diseño de diversos lugares del mundo están detrás de un hotel de cinco estrellas que abrio sus puertas en la Avenida de América madrileña. Su nombre, 'Puerta de América', evoca las relaciones que hubo con el continente que descubrió Colón e intenta expresar el crisol de nacionalidades que lo ha hecho posible. De Jean Nouvel a Zaha Hadid, de Arata Isozaki a Javier Mariscal. Las mezclas no dejan impasible, a pesar de las críticas a la fachada de colores chillones, obra de Nouvel. La diversidad, desde luego, lo convierte en un museo. Pero con una característica especial. En éste, si se dispone de un bolsillo generoso, se puede dormir.
TERESA SAPEY
La italiana Teresa Sapey ha utilizado los colores fuertes de la fachada para el aparcamiento. "No es sólo decorativo. El color cumple su función". Guía al conductor y le señala, mediante iluminación, qué plazas están libres.
ZAHA HAHID
Las curvas y la continuidad son para la arquitecta de origen iraquí, aunque afincada en Londres, Zaha Hadid. Los negros y los blancos componen la paleta utilizada por Hadid, primera mujer que obtuvo el Premio Pritzker. En las puertas de las habitaciones, los huéspedes no cuelgan el típico cartel. Si no quieren que les molesten o desean que les arreglen la habitación existe un dispositivo electrónico que se ilumina con la elección. También si se necesita que se repare algo. Dentro, espacios monocolor, difíciles de clasificar.
NORMAN FOSTER
Los colores de Eduardo Chillida dominan las habitaciones diseñadas por el británico Norman Foster, probablemente uno de los arquitectos más importantes del mundo. Del fallecido artista vasco, del que fue amigo muy cercano, toma además los cuadros que adornan el lugar. Destacan los materiales naturales, sobre todo el cuero blanco, presente en las paredes de los pasillos, armarios y butacas. Líneas muy sencillas, casi asépticas. Llama mucho la atención la gran pieza de onix iluminada que une baño y habitación. Sirve de escritorio y también de encimera.
DAVID CHIPPERFIELD
El británico David Chipperfield imaginó lujo e intimidad cuando le propusieron que diseñara habitaciones de hotel sin ningún tipo de restricción. Le vino a la mente la estancia que a él le gustaría encontrarse cuando va de viaje. Una gran lámpara de cristal de murano recibe al visitante y le encamina a unos pasillos de color negro con una cuidada iluminación. Su concepto del espacio es geométrico y por ello el suelo está formado por piezas de terracota con las mismas medidas. El sillón y los cabeceros son de piel oscura. Destaca el techo azul.
PLASMA ESTUDIO (EVA CASTRO Y HOLGER KEHNE)
El estudio que está detrás de la propuesta es muy joven y tuvo que ganarse el puesto por concurso. Su planta roza la modernidad casi propia de ciencia-ficción. Mucho acero inoxidable -incluso en las paredes de los pasillos-, cristal y aristas. Formas muy arriesgadas que no convencerán a cualquiera.
VITORIO & LUCHINO
Los diseñadores sevillanos Vitorio & Lucchino se convierten en los garantes del clasicismo con un punto barroco con terciopelos y telas muy cuidados. "Estamos orgullosos de haber participado de un proyecto tan loable. Como diseñadores de moda, queríamos arropar y vestir con tejidos". Por ello, sábanas de hilo, colchas y los cuadros del pintor Sergio Cruz toman los lugares. En el vestíbulo, dos esfinges blancas. En los pasillos, plumas de escayola. Mucho lujo, propio de otros tiempos.
MARC NEWSON
Cuero negro para los cabeceros, sillones, canapé y mesillas. Todo diseñado por el artista. Rojo lacado y muy brillante para el mueble de la televisión. El australiano Marc Newson, quien también se encarga del bar del hotel, quería invitar al relax y que todo fuera accesible. Combina sobre todo el gris y el blanco. El baño procede de las famosas canteras de Carrara, las que utilizaba Miguel Ángel en sus esculturas. Todas los sanitarios también son obra suya.
RON ARAD
La cama es la auténtica protagonista de las habitaciones diseñadas por el israelí Ron Arad, conocido por la creación de objetos cotidianos y de muebles. Es redonda y, desde ella, puede verse la calle. Su espacio es sinuoso, fluido y todo, incluido el baño, forma parte de una misma pieza. Hay habitaciones rojas y otras blancas. El arquitecto no quiere que el usuario de sus estancias se sienta como en casa, porque entonces "que se quede en casa". Su vestíbulo tiene pantallas para ver quién sube en el ascensor aunque las cámaras no han sido todavía puestas. Él cree que la dirección no se atreve. También pensó en pantallas para ver los pasillos y el interior de las habitaciones, idea que desechó. En vez de televisores, coloca grandes pantallas con retroproyector.
KATHRYN FINDLAY
La escocesa Kathryn Findlay, hasta ahora muy ligada a la arquitectura japonesa -imparte clases en la Universidad de Tokio-, quiere interactuar con sus huéspedes. Por ello, en colaboración con con el diseñador de iluminación Jason Bruges, ha elaborado un sistema que responde al paso de las personas. Las luces cambian de color. "Queríamos crear una experiencia, una planta que respondiera a los huéspedes", cuenta la arquitecta. Junto a los ascensores, un banco laberíntico de aspecto bulboso. Ya en el interior de las habitaciones, las puertas y los tabiques desaparecen. Las camas están colgadas del techo. Lo único independiente, el inodoro.
RICHARD GLUCKMAN
Una fábrica. Ausencia total de detalles superfluos que alteren su minimalismo. El estadounidense Richard Gluckman, autor también de la Casa Museo de Picasso en Málaga, dice inspirarse en el concepto 'una caja dentro de otra'. Materiales industriales y colores claros. Como ruptura, la mitad de las habitaciones con iluminación y detalles amarillos y la otra mitad, azules. Destaca que los números en vez de estar en las puertas, están iluminados con un 'led' en el suelo.
ARATA ISOZAKI
Toda la paz, el sosiego y la oscuridad del Japón más clásico está en la zona diseñada por Arata Isozaki, el arquitecto que diseñó el Palau Sant Jordi barcelonés o el Edificio del Hombre de A Coruña. El creador dijo inspirase en el libro 'Elogio de las sombras' (1933), en el que su autor defendía el estilo de lujo nipón, previo a los grandes rascacielos. Minimalismo y kimonos. Los colores muy oscuros dominan las estancias, en costraste con el blanco de los pasillos, y el rojo del mueble que aloja el bar y la caja fuerte. El baño, con la madera clara de hinoki como protagonista, rompe todo.
JAVIER MARISCAL Y FERNANDO SALAS
Los estudios de Javier Mariscal y de Fernando Salas han trabajado mano a mano para transmitir buenas vibraciones a sus huéspedes. Su objetivo era aprovechar el espacio al máximo y al mismo tiempo, hacer que cada usuario se sintiera cómodo. Desde el momento en que se sale del ascensor se siente que se está en territorio del valenciano. Un gran cactus de un material llamado corian y una alfombra naranja dan paso a los pasillos y las habitaciones. En los corredores, pequeñas hornacinas con esculturas del diseñador. Los números de las puertas salen también directamente de la mano del creador de Cobi. En el interior, domina el dibujo ampliado de planchas normales de formica y la madera de fresno.
JEAN NOUVEL
El responsable de la eterna ampliación del Reina Sofía o de la Torre Agbar barcelonesa, la cápsula de colores que más comentarios se ha llevado en los últimos tiempos, es el arquitecto con más presencia en este hotel. La llamativa fachada de colores, el ático y el piso número 12, el de las grandes 'suites', llevan su firma. Su planta contiene 12 habitaciones, seis de ellas toman como motivo inspirador la obra del fotógrafo japonés Nobuyoshi Araki y las otras seis, del estadounidense Roland Fleisher. Tanto unas como otras destilan sensualidad y placer. Las imágenes se repiten en lugares sorprendentes de las estancias: debajo de la cama, con pintura fosforescente en las paredes, en el vapor de un buen baño...
Texto: Virginia Hernández
Fotograía: Grupo Silken
V.H.
Enrique Ibañez
alvy (flickr)
Greenshines (flickr)
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