Proyecto: Global Marketing Corporation
Arquitectura: D4 Arquitectos
Ubicación: Salamanca, Guanajuato, México
Año: 2010
Superficie terreno: 1,184 m2
Construcción: 257.35 m2
Fotografía: Cortesía D4 Arquitectos
Nacido en 2004 a partir de la fusión de tres empresas antecesoras, Global Marketing Corporation (GMC) es un consorcio dedicado a la comercialización, distribución y modificación de asfalto. Con un volumen de ventas de 150 mil toneladas anuales, es la compañía que más material de este tipo pone en las distintas obras de infraestructura vial y carretera del país.
Cinco años después de su fundación, GMC inició la construcción de un complejo en la ciudad de Salamanca que sirviera no sólo como su sede corporativa, sino también como un centro de almacenamiento y distribución de asfalto, a fin de mejorar su respuesta a la demanda de este subproducto del petróleo en el Bajío. El proyecto, ejecutado en un lapso de 15 meses contados desde septiembre de 2009, se emplaza en un terreno de 1184.88 metros cuadrados.
La propuesta desarrollada por D4 Arquitectos apostó por la franqueza y naturalidad al vincular la parte netamente industrial, cuyo foco son cuatro enormes tanques de almacenamiento de asfalto; con el cuerpo de oficinas corporativas, cuyo diseño de líneas contemporáneas juega con dicotomías como claro-oscuro; ligero-pesado; opaco-transparente. Se buscó una respuesta funcional, pero con carácter, que sirviera no sólo como un espacio eficiente y confortable para el equipo de trabajo de GMC, sino también como una atractiva carta de presentación hacia sus clientes y visitantes.
El edificio corporativo de 257.35 metros cuadrados de superficie total, está resuelto a través de un par de volúmenes cúbicos de dos plantas que no se alinean paralelamente, pero se interconectan con un cuerpo central, caracterizado por un muro cortina en sus niveles inferiores y una enorme losa de concreto oscuro que corona literalmente el edificio, funcionando como “paraguas” y marco de terraza a la vez.
El diseño buscó que, sin abandonar la privacidad y carácter cerrado de un edificio empresarial, se crearan también espacios transparentes que permitieran la observación de las actividades de la zona de almacenaje. Esto se logró con un ordenamiento cartesiano que estableció un eje norte-sur abierto que cruza por el cuerpo central del corporativo y remata en los tanques de almacenamiento y uno oriente-poniente que conecta la recepción del área administrativa y el cubo operativo.
Aunque la impermeabilidad y opacidad definen a una materia como el asfalto, esas cualidades no se aplican al lenguaje del edificio corporativo, que emplea fachadas acristaladas para potencializar su iluminación natural y su atmósfera abierta y confortable, pero matiza el paso de la luz solar ya sea con vidrios de superficie esmerilada o con amplios sectores resguardados por 228 metros cuadrados de persiana metálica que además de sus virtudes funcionales, proporciona una personalidad contemporánea al inmueble.
Por dentro, una planta libre de columnas y muros, facilita el recorrido de la luz que ingresa a través de las fachadas y un domo central, además que favorece la generación de un ambiente de trabajo dinámico y con gran vinculación, visual y operativa, entre las distintas áreas de la empresa.
El corporativo de GMC tiene uno de sus rasgos emblemáticos en el que fue también su mayor reto constructivo: su muro amplio muro de concreto aparente rematado en una losa alveolar de 12 metros de claro sin columnas intermedias y 11 metros de altura máxima. Este elemento no es un adorno gratuito, sino que fue concebido para proteger al edificio de una condición inevitable de cualquier instalación dedicada al almacenaje de asfalto: la fina ceniza que se produce por los quemadores que permanentemente están encendidos para mantener fluido y manejable ese producto petrolífero.
Con un programa de mantenimiento reducido en la mira, se optó por elaborar ese elemento, de 30 centímetros de espesor, en color negro, a fin de que la acumulación de tizne por las cenizas pase desapercibida. Las aberturas en la parte superior de la losa no sólo sirvieron para disminuir su peso en términos estructurales, sino que también contribuyen a no aprisionar el calor generado durante el día en la terraza, además de que tienen una cualidad estética moderna y expresiva.
El proyecto contempló varias estrategias de diseño sustentable, como la orientación del edificio, en función del asoleamiento y la dirección predominante de los vientos; la transparencia de fachadas y su matización con la celosía metálica y la losa, que además de las funciones ya expuestas contribuye al aislamiento acústico contra el ruido generado en la refinería vecina y a formar una barrera contra el recalentamiento de la azotea durante el día.
Una jardinera central y un par de espejos de agua a ambos extremos del edificio contribuyen a generar un micro clima fresco y agradable, reduciendo el uso de aire acondicionado; mientras que sistemas de captación de aguas de lluvia y de tratamiento de aguas residuales ayudan a un uso eficiente de este elemento, reutilizándolo en el riego y mantenimiento de áreas verdes y exteriores.